Hace unos meses fue la comunión
de mi sobrino el mayor. El mayor de los cuatro, el primero, el que más ha
convivido conmigo (o yo con él)… No sé, nuestra relación siempre ha sido muy especial. Y
espero que dure siempre.
Por eso decidí que, aparte de los
regalos materiales y que son casi imprescindibles para un niño, también quería
hacer algo más especial. Y ese “hacer” es literal. Crear algo para él que
recordara siempre.
Uno de los regalos fue un álbum
que ya os contaré más adelante y, el otro, una Candy Bar o mesa de chucherías.
Para ello nos pusimos en marcha
mi hermana mediana (que es la artista de la familia), mi madre y yo. Las tres
nos movilizamos para darle una sorpresa a él, el protagonista, pero
también a su madre, mi otra hermana, que no tenía muy claro qué íbamos a hacer.
Lo centramos en los colores verde y azul, que es como él
tiene su habitación y, tras unas vueltas, éste fue el resultado. Espero que os
guste. Xq Daniel se lo merece todo ¡¡y más!!
Fotos: Mabel Lozano
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