miércoles, 17 de mayo de 2017

Agenda UO Estudio Creativo, por fin encontré lo que buscaba

Sí, ya sé que estamos en mayo, que llevamos casi medio año 2017 y que el tema de las agendas igual ya se pasa de fecha. O tal vez, es que somos muy previsores y en el blog hablamos los primeros de las agendas, porque en septiembre ya empiezan muchas. Todo depende de cómo se mire ¿no?

Porque en el fondo las fechas dan igual. Ojalá yo la hubiera descubierto la agenda de UO Estudio Creativo antes, porque me habría ahorrado mucho tiempo. 

A mí me encantan las agendas. Luego, pocas veces las termino. No suelo necesitarlas para acordarme de las cosas, así que cuando más agobio tengo, menos escribo en ellas, pero aún así, siempre tengo alguna. 



Hace tiempo me regalaron la de Mr. Wonderful y me gusta mucho (aunque siempre me sobran pegatinas) y este año me la regalaron de nuevo por mi cumple. Pero ya de vuelta al trabajo necesitaba un tipo de calendario en concreto que éstas no tienen y la tuve que descambiar. Luego me regalaron una de Moleskine pero también la cambié porque es demasiado seria para mí.

Mi necesidad principal, además de que fuera a semana vista, que tuviera calendario anual y frases, dibujitos y colores (esto siempre anima mucho) es que hubiera un calendario de mes antes de empezarlo. Para mí es fundamental tener todo el mes en un solo vistazo bastante grande para organizarme y, sobre todo, para que no se me olvide que tengo que tener algo hecho para una fecha determinada. 

Así que me fui a la FNAC, que allí tienen mil agendas (o más, jeje) y empecé a mirar una a una. Pocas cumplían este requisito, debo ser un poco rara con lo del mes visto. Pero al final encontré la de UO Estudio Creativo y más contenta no puedo estar. Aunque es de las grandotas (cosa que con los enormes bolsos que llevo no me supone un problema) tiene todo lo que yo necesito. Es alegre sin ser demasiado infantil, con detalles en sus páginas, con diferentes calendarios, semana vista, hojas al final para diferentes anotaciones… 

Creo que va a ser una de mis habituales cada principio de año.

 Éste es el deseado calendario que tanto me ha costado encontrar.








domingo, 7 de mayo de 2017

¡¡Feliz día de la madre mamá!!

El año pasado me quedé con ganas de escribir un post un día tan bonito como hoy. Era mi primer día de la madre y, por supuesto, era muy especial para mí, pero lo que más pensaba ese día es que realmente era mi primer día como hija.

No se me olvidará que mi madre siempre ha dicho que ella se peleaba (en el buen sentido) mucho con mi abuela pero que el día que tuvo a su primera hija se dijo a sí misma “No voy a enfadarme nunca más con mi madre”. Y siempre lo cuenta con lágrimas en los ojos. En ese momento se dio cuenta de cuánto una madre quiere a un hijo y que, desde ese preciso instante, todo lo que hiciera, más o menos acertado, sería por el bien de sus hijos. Como hacía mi abuela con ella. 

Así de pepona era yo de pequeña. 

Y, aunque esto es cierto y es algo que yo nunca he dudado de ella, he de reconocer que una vez que yo he sido madre me he dado cuenta de lo importante que es la mía para mí. Desde el mismo momento de quedarme embarazada mi madre ha sido mi principal apoyo en todos los sentidos. Nadie se ha preocupado más que ella por mí.

Cuando viene un niño en camino, como es lógico, todas las atenciones se centran en la madre pero como medio, como “continente”, porque lo realmente importante es el bebé. Sin embargo, para mi madre, ni yo ni mis hermanas hemos dejado de ser lo más importante para ella, independientemente de todo lo demás. Durante estos más de dos años (entre embarazo y los 18 meses de Éric) mi madre ha demostrado una capacidad de trabajo y sacrificio que, aunque siempre he conocido, me ha hecho admirarla aún más.

Ésta no es nuestra mejor foto, jeje, pero fue el momento en el que le dijimos a mis hermanas que Éric venía de camino. Como mi madre ya lo sabía me preparó gachas, un plato manchego que apenas como y me gusta mucho. Aquí empezaron las atenciones especiales... y hasta hoy.

Es muy difícil de explicar pero es emocionante pensar cuánto te quiere una persona. Es tu madre, es obvio, pero la mía es muy especial. Después de 5 nietos, quiere a Éric como si fuera el primero y la mitad de la semana ella y mi padre se encargan de su cuidado por las mañanas.

Pese a su cansancio y su edad (que no perdona) su única preocupación es hacerme la vida más fácil. Llego a casa y me encuentro todo recogido, la mopa pasada, la ropa planchada, la comida hecha… ¡¡Increíble!! Tiene una energía que ya la quisiera yo.

¿Y le apetece? Pues lo dudo mucho. Pero su respuesta siempre que la regaño es “hija, así no lo tienes que hacer tú que estás cansada”. Y seguro que ella está mil veces más cansada que yo.

Así me encuentro con que gracias a ella mi hijo tiene la ropa perfecta, los purés caseros todos los días y las cenas también están aseguradas. Yo me enfado, le digo que no haga más, que es mi responsabilidad, pero ella responde “si así te puedes sentar un rato, estupendo. ¿Qué hago yo sentada toda la mañana?” Y me río e intento no discutir pero mi madre nunca se sienta. Porque esto que cuento que hace conmigo, lo hace con los otros 4. Cinco nietos que adoran sus croquetas, su sopa y todo lo que ella hace. Porque, si es de la yaya, está bueno. Como dice mi sobrina “esta yaya… es mucha yaya”.


Y como éstas, infinidad de cosas más. Como ir al parque a tirarse por la arena con el niño aunque sus rodillas apenas le dejen levantarse. Como aprovechar e ir a ver al otro nieto, aunque lo que le apetezca es estar sentada, pero así juegan juntos los dos. Como organizar múltiples comidas familiares para estar todos juntos…

Y sé que en estos últimos años soy muy pesada con lo maravillosa que es mi madre, pero no lo puedo evitar. Para cada uno de nosotros, nuestra madre es la mejor. Pero si soy tan pesada es porque es ahora, cuando más la estoy necesitando, cuando he aprendido a valorarla de manera extraordinaria. Y porque ahora que soy madre, y noto en mi propia piel el cansancio que esto supone, es cuando más puedo reconocer su esfuerzo de “trimadre” y "quintiabuela".

Porque me parece un modelo a seguir. Porque yo quiero ser como ella. Una mujer que ha sacado tres hijas adelante, con un marido que trabajaba de sol a sol y sin familia en Madrid. Porque a trabajadora no la gana nadie. Porque ella siempre está en el último lugar. Sus hijas, sus yernos, sus nietos y su marido son lo primero. Luego, ella. Porque nunca la oigo quejarse. Porque no quiere atenciones (aunque sí las quiere, como todos). Porque nunca pide. Porque su corazón en inmenso.


¿Perfecta? Pues no lo será. Pero tiene tantas virtudes que los defectos no los veo.

Porque desde que soy madre, realmente soy consciente de que soy su hija. Y hoy, aunque ni ella ni nadie cercano leerá este post, me apetece dedicarle estas líneas y hacerle mi particular homenaje.  Es la única manera en que sé hacerlo.


¡¡Feliz día de la Madre!!

domingo, 30 de abril de 2017

Estética Tania Pineda. Nuevo local con la misma amabilidad

Hace tiempo os escribí sobre el centro de estética Tania Pineda (C/ Batalla del Salado 39). Hoy lo hago pero para enseñaros cómo han evolucionado. Ya hace tiempo se trasladaron a un local más grande y luminoso y la verdad es que ha quedado precioso. 

Siguen con sus tratamientos de belleza, su depilación láser, manicura, masajes... Muchísimas cosas que te harán sentirte mejor y cuidar tu cuerpo, que a veces lo tenemos un poco olvidado. 

Además, de vez en cuando sacan ofertas, bonos y otros descuentos que lo hacen mucho más accesible. Pero lo mejor, sin duda, su trato. Siempre una sonrisa, siempre dedicándote todo el tiempo del mundo y siempre haciéndote sentir su mejor clienta. 

Esto es algo que cada vez valoro más, la verdad. No soy muy de tratamientos de este tipo, así que cuando me animo con algo agradezco que no me traten como un número y con prisas. Cada vez valoro más el tratamiento personalizado y que se acuerden de mí cuando vuelvo. Y en Estética Tania Pineda eso es así y la sonrisa al vernos está garantizada.

Aquí os dejo algunas fotos para animaros a pasar por allí. Os encantará, seguro. 











viernes, 21 de abril de 2017

¿Y cuándo vuelves a trabajar?

Hace tanto que no escribo un post que ya no sé si me acuerdo. Y hace tanto tiempo que no tengo diez minutos seguidos para pensar, para recapacitar y para escribir de "mis cosas", que no sé si me voy a ver superada por la situación. Y, bueno, digo diez minutos siendo positiva, pero igual en tres ya tengo que parar y dejarlo para otro momento. 

Mi vuelta al blog, no sé por cuánto tiempo será ni con qué periodicidad. Se ha convertido en ganas, en una necesidad. Y éstas no entienden de tiempos. 

Hace más de año y medio, al quedarme embarazada, lo dejé porque no sentía la motivación. Estaba tan centrada -y preocupada- por el embarazo, que lo demás era irrelevante para mí. Ahora, sin embargo, lo he dejado por obligación. ¡¡Porque no me da la vida!!


He vuelto a trabajar y esto, compaginado con la maternidad, se está haciendo cansado, muy cansado. Sí, sé que sólo tengo uno y en la mente de muchos será exagerado, pensaréis: "imagínate con dos, con tres". Lo sé, pero esto es lo que tengo ahora mismo y así es como lo vivo. 

Aunque seguiré con los posts de tiendas, restaurantes  y todo lo que me gusta, he decidido empezar con uno de maternidad porque ahora es una faceta muy importante en mi vida, la más importante, y porque últimamente ha habido muchos debates sobre este asunto.

Yo os voy a contar mi "enfado" con el género femenino durante el primer año de vida de mi hijo. ¿Y esto por qué? Pues porque estamos hartos de leer, ver, quejarnos..., de que las bajas maternales en España son irrisorias. Que qué suerte en el resto de países que tienen bajas de un año... como poco. Muchas, muchas quejas sobre lo importante que es estar con nuestros hijos cuando son pequeños, la pena que da dejarles al cuidado de otros, y ya si van a la guarderia, que se ponen todo el día malos, ni os cuento. 


En mi caso, mi embarazo coincidió con que yo me encontraba sin trabajo. No busqué esa situación, pero después de 15 años sin parar de trabajar, creo que tampoco me vino mal. Lo cierto es que fue quedarme sin trabajo y quedarme embarazada, por lo que, como comprenderéis, no me hizo lamentarme mucho de mi situación laboral. Mi marido y yo decidimos que podíamos permitirnos llevar el embarazo con calma, sin necesidad de volver a trabajar inmediatamente. Nació Éric y continuamos pensando que podíamos permitirnos cuidar de él sin agobios por buscar trabajo. 

Así fueron pasando los meses. Lactancia exclusiva hasta los seis meses y medio y luego compaginándola con la introducción de alimentos. 

¿Y por qué os cuento este rollo? Pues porque durante este tiempo no dejé de oír  a muuuchas mujeres preguntarme que cuándo iba a volver a trabajar. Yo, sinceramente, no tenía ninguna prisa. Siempre he considerado que poder estar cuidando de mi hijo es un lujo que nunca creía que iba a poder disfrutar. Y pienso que, en el fondo, eso lo pensamos todas. Entonces ¿por qué esa insistencia en que buscara trabajo?


Yo lo entiendo si ves que la persona está mal, que estar en casa le agobia, si sientes que le está afectando... Pero yo, que no paraba de decir que estaba muy bien, que después de una mala experiencia laboral no echaba de menos volver al trabajo, que me parecía una maravilla poder estar cuidándole personalmente, que es algo que nunca pensé que iba a poder vivir... Además, soy una persona con mucha vida social, con la familia al lado de casa, tenía el blog... Vamos, que no me aburría para nada. No sé, daba la sensación de que no me creían y no me sentía nada apoyada (aún a día de hoy tengo algún amigo que no me cree, en fin...). 

Del mismo modo, sé que no me lo decían con mala intención, que muchas de ellas me quieren mucho y lo hacían por mi bien pero... ¿no se supone que lo ideal es estar con nuestros hijos al menos el primer año de vida? Entonces, si veían que estaba feliz con mi situación ¿Por qué tanto insistir?

Es difícil explicar estas sensaciones por escrito pero los sentimientos durante el año que estuve cuidando de Éric fueron como que era incomprensible que no estuviera buscando trabajo. Que igual se pasaba el tiempo y ya nadie me iba a contratar de nuevo, o que era increíble que yo, una persona con una determinada formación, fuera feliz estando en casa. 

No quiero que se me malinterprete. Puedo entender que haya gente que piense en eso. Pero igual que yo hago el esfuerzo de entender a los demás ¿por qué nadie lo  hacía por entenderme a mí? Necesitaba que me apoyaran y no me juzgaran. Porque era mi elección y yo estaba feliz con ella.

Hace seis meses que volví a trabajar. Y la verdad es que me siento muy afortunada. He encontrado sin buscarlo una empresa que parece que me respeta, que entiende mi trabajo y que me reconoce. Llevo a cabo un trabajo que me encanta y me ilusiona. Creo que he tenido muchísima suerte al dar con ellos (gracias Irene). He disfrutado de un embarazo muy tranquilo, he podido estar con Éric durante su primer año de vida y ahora tengo la posibilidad de desarrollarme profesionalmente y tengo la gran suerte de poder hacer parte de mi jornada laboral desde casa. 



También sé que si tengo otro hijo las circunstancias van a ser completamente diferentes y oiré preguntas como... ¿vas a pedir una excedencia?, ¿cogerás la jornada reducida?, ¿y no te da pena dejarlo tan pequeño?...

Y me volveré a enfadar. Porque me conozco, porque soy así. Porque nosotras somos nuestras mayores críticas.