lunes, 27 de octubre de 2014

Parador de Gredos y ruta del Pinar. Desconexión perfecta

He de reconocer que soy bastante fan de los Paradores. Hay mucha gente a la que este tipo de alojamientos no le gusta mucho, ya que, salvo alguna excepción, son de un estilo clásico. Suelen ser castillos, conventos u otro tipo de edificios históricos de mucha antigüedad.


Pero a mí me gustan precisamente por eso. Por la originalidad y por ser diferentes al estilo minimalista y moderno (que también me gusta mucho) al que estamos más acostumbrados.

Y el toque histórico que tan especial hace a estos alojamientos para mí, en el caso del Parador de Gredos es doble. El edificio fue refugio de caza del rey Alfonso XIII a quien le gustaba hacer excursiones por la zona. Y el otro dato es que fue en uno de sus salones donde se redactó el proyecto definitivo de la Constitución de 1978.

Es un lugar que me encantó. Es súper grande, con muchas habitaciones y muchísimos salones donde poder estar tomando una copa por la noche, o leyendo mientras te entra el sol por sus grandes ventanales. También tiene diferentes terrazas para poder disfrutar de las vistas o de los últimos rayos de sol antes de que llegue el duro invierno.

Está ubicado en un lugar con mucho encanto, rodeado de naturaleza y en invierno, con todo nevado, tiene que estar precioso. Además, en su interior hay chimeneas en distintos salones, que encendidas le tiene que dar un aspecto muy especial.












Ese gran valor añadido del Parador de Gredos, la naturaleza, se puede disfrutar desde que sales por su puerta. Una pequeña ruta, llamada del Pinar, sale desde el Parador y, si quieres, puedes llegar al pueblo de al lado.

Es un paseo muy agradable, muy sencillo (nada que ver con la que os conté aquí) y en esta época del año, muy verde. Hora y media, más o menos, que puedes hacer hasta con niños. Es entretenido por la cantidad de setas que encuentras, los árboles que lo rodean y las grandes explanadas donde puedes hasta hacer un picnic o pasar una tarde romántica o en familia. Es una ruta muy bonita y adecuada para compensar las agujetas del día anterior, jeje.

Lo único malo, porque no todo puede ser perfecto, es que al ser suelos de madera antiguos se oyen mucho las pisadas. Si te toca un fin de semana de alta ocupación pueden despertarte al andar por los pasillos. Porque no hay que olvidar que es un Parador perfecto para montañeros y senderistas, ya que está situado en un lugar privilegiado y ellos, madrugan mucho. 
 
 
 
 
 
 
 

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