viernes, 21 de marzo de 2014

Dragones de Komodo, flying fox y playas espectaculares en Indonesia

Con el buen tiempo que está haciendo por Madrid -y por toda España-, me vienen con más intensidad los recuerdos del viaje a Indonesia. Ya hemos estado en Borneo, Sulawesi y  Yogyakarta y ahora volamos para conocer a los dragones de Komodo.
Primero fuimos hasta Bali donde hicimos noche y muy tempranito (las cuatro de la mañana para ser exactos) nos levantamos para coger otro vuelo hacia Lubuanbajo (Isla de Flores). Llegamos a un aeropuerto que no tenía ni cinta de equipajes. Es tan pequeño que te daban la maleta en mano. Muy curioso.


Allí nos estaban esperando para llevarnos a un barco en el que navegaríamos entre islas que parecían sacadas de una película y con un mar que no habíamos visto nunca. Qué colores más maravillosos. Aluciné.
Este barco no era tan lujoso como el Kalimantan Explorer de Borneo, era algo inferior, pero lo teníamos para nosotros solos y la tripulación, y yo no sé cómo se pueden apañar, pero la comida era espectacular. Ahí se te cae el mito de que los hombres, y jóvenes, no saben cocinar. Vaya que si sabían. Estaba todo buenísimo.

Aquí estuvimos dos días. El primero, mientras navegábamos, paramos en una isla para conocer a los gitanos del mar (prescindible) y por primera vez para nosotros, hicimos snorkelling en unas de las mejores aguas del mundo para bucear. Había corales enormes, peces de todos los colores, formas y tamaños, arena blanca y tantas tonalidades de mar azul que me resulta casi imposible describirlo.





Así pasamos el día hasta que por la noche vimos anochecer en el barco al lado de Flying Fox Island. Lo curioso de este lugar es que, cuando anochece, miles de zorros voladores (murciélagos) salen a la vez de ese bosque para ir hacia la isla de Flores y alimentarse de los frutos de sus árboles. Si tienes la suerte de que pasan todos por encima de tu barco es impresionante. En nuestro caso no fueron todos, sólo unos cuantos, pero nos hicimos bien a la idea.

Al día siguiente nuestro guía nos recomendó madrugar mucho (cinco de la mañana o así) para ver amanecer desde el barco. No te dejes llevar por la pereza, merece la pena. Subimos arriba y, los dos solos vimos cómo salía el sol. Fue un momento muy bonito y, por qué no, muy romántico. Otra experiencia más vivida en Indonesia.





Tras nuestro gran desayuno fuimos ya a ver a los dragones de Komodo. Tuvimos mucha suerte porque vimos ocho, ¡lucky, lucky!, nos decía el guía continuamente, jeje. Sinceramente creo que es muy difícil no ver ninguno, porque donde están las casas de los ranger (guías del parque natural de Komodo) siempre hay alguno al olor de la comida. Pero luego, mientras haces el trekking, ya depende mucho de la suerte. Te aconsejo que vayas pronto, como nosotros, que a las siete de la mañana ya estábamos allí, para tener más posibilidades. Luego hace mucho calor y suelen evitar el sol y esconderse, lo que dificulta poder verles.

Para no alargar el post, sólo diré que son impresionantes, que dan miedo y que te miran de una forma que… uffffff… Lo mejor es que veáis las fotos. Estos animales son una pasada.

Después de fliparlo “muy mucho” con los dragones, nos fuimos de nuevo al barco para volver a hacer snorkelling y llegar al paraíso en Asia: Pulau Bidadari (Angel Island en inglés). Pero eso ya, será otro post. No os lo perdáis porque el siguiente destino es espectacular. 











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1 comentario:

  1. Si algún día voy a Indonesia, me lo pido como tú :-) Pero igualito, igualito! Qué pasada!

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