Mañana es el día del Padre y por eso creo que es el mejor día para, en estos viernes “maternales” dedicar un post a la figura del padre primerizo, aunque es extrapolable a todos los padres.
Desde que nos quedamos embarazadas, toda la atención recae sobre nosotras. Es lógico y justo, ya que somos las que sufrimos cambios en nuestro cuerpo, las que lo pasamos mal, las que damos a luz… Luego nace el bebé y tanto el padre como la madre son invisibles para el resto porque el bebé es el centro de atención.
Sin embargo, el papel del padre es fundamental durante todo el proceso. Son los que menos se quejan, los que menos aparecen, siempre en segundo o tercer plano, pero su apoyo, su ayuda, su presencia y su comprensión es de una importancia vital para el bienestar (mental) de la madre.
Tanto si el embarazo es bueno como malo, nos vamos a encontrar un poco mal. Estamos más cansadas, nos entristecemos con más facilidad, nos quejamos más y tenemos muchos miedos a que las cosas no vayan bien (algo que los padres también pero lo exteriorizan menos). Por este motivo, su comprensión es vital. Los cambios de humor son inevitables y sentirte escuchada es de agradecer.
Igualmente, tu cuerpo cambia, y mucho. Al principio es todo muy bonito, te encanta tener tripita, que se vaya notando… Pero en el último trimestre aquello crece a marchas forzadas y estás enorme. Hay a quien se le hinchan los pies, a quien se le cae el pelo o, simplemente, tienes una cara de pan de que no puedes con ella. Y tener a tu pareja diciendo que estás guapísima, que qué cara más bonita, que todo te queda bien o que estás hasta sexy (algo que sabes que es mentira pero que le miras a los ojos y te hace hasta creértelo por un segundo) es de una generosidad impagable.
Luego llegas a casa y, aunque este punto se merece otro post, sí te adelanto que ¡¡no puedes con la vida!! El cansancio puede contigo. Si optas por lactancia materna sólo vives para dar de comer al vástago y dormir o descansar los ratos que éste te deja. Porque es lo único que hacemos durante el primer mes (o más). Y esto frustra, y mucho. No paras en todo el día pero, sin embargo, sientes que no estás haciendo nada. ¡¡SI ESTÁS ALIMENTANDO A UNA CRIATURA!! Te dirán muy a menudo. Pero hay veces que eso no consuela.
Y ahí está tu pareja. Dándote ánimos, haciéndose cargo de la casa, asegurándote todas las comodidades, encargándose del niño cuando ya no puedes más. El concepto ayudar no tiene cabida aquí. Él no ayuda, sino que lleva el peso de todo menos del niño y eso, también es mucho. Esos 15 días de baja paternal son una bendición (aunque corta).
Y aunque es muy importante todo el “trabajo” que hacen, no lo es menos su tolerancia y paciencia. Nosotras lo pasamos mal. El cansancio nos cambia el humor. Tenemos dolores. Nos ponemos un poco depres a veces... Se presentan unos meses complicados, de ajustes y de muchas, pero muchas discusiones. Y, sin duda, la función del padre es importantísima.
Si tienes una buena pareja a tu lado, te darás cuenta de que su generosidad llega a límites insospechados. Casi tanta como su paciencia.
Y por muy cansada que estés. Por muy triste. Por muy enfadada que te encuentres… Le ves mirar a tu hijo y sabes que esto ha merecido la pena. Los problemas, si hay amor, se solucionarán. Porque, a pesar de todo, sois muy felices. O lo seréis. Cada día que pasa el cansancio es menor y las discusiones disminuyen pero el amor a tres crece de manera exponencial.
Esto te lo digo cuando el niño ha cumplido cinco meses. En el primero lo veía todo más negro, pero con la actitud positiva de tu pareja, hasta lo más negro se vuelve gris.
FELIZ DÍA PAPÁS
Realmente precioso y enternecedor. Gracias Raquel.
ResponderEliminarJPP