Por eso me alegré tanto cuando paseando me encontré con Crepets. Un restaurante totalmente diferente a los que hay por la zona de Legazpi y con una decoración muy cuidada. Es muy pequeño, apenas unas mesas, pero invita a comer o merendar en un ambiente muy agradable.
Así que hace unos días una amiga y yo quedamos a comer allí para conocerlo y salimos bastante contentas. Nos pedimos un crepe salado cada una y estaban riquísimos. La textura de la masa era diferente a lo habitual, se nota al verla, al partirla y, por supuesto, al probarla. Esto se debe a que está hecha con trigo sarraceno, que es como se hacen las verdaderas crepes francesas. Y es algo que se nota.
Se trata de un lugar muy acogedor en el que, además, también dejan entrar mascotas, algo que sin duda no abunda en los locales de la zona.
Abrió sus puertas en septiembre (aunque la trayectoria de sus dueños se remonta a décadas) y, aunque aún no se llena, siempre encuentras a alguien en sus mesas. Poco a poco, nos comentan, se va corriendo la voz de la calidad de sus crepes y la gente acude desde varias zonas de Madrid. Sin duda, el boca a boca es su mejor aliado porque demuestra la calidad de sus platos.
Sin duda, repetiremos otro día porque una merienda probando uno de los dulces es un plan más que apetecible…
Puedes elegir ensaladas, crepes salados y crepes dulces. El precio medio, unos 20 euros.
Crepets
C/ Embajadores, 188. 28045. Madrid
Teléfono: 91 831 73 50
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