Hacer una pausa para deleitarse con los placeres simples de la
vida es la única manera de vivir de verdad.
Esta frase la he encontrado en la
reflexión que hace una madre sobre su relación con su hija (puedes verla aquí) y es algo con lo que coincido
plenamente.
Se acaba el año. Hoy es el último
día de un 2014 que no va a volver. Con sus cosas buenas, con sus cosas malas,
pero que seguro que en todos ha dejado su granito de arena. Algunos no querrán
que vuelva, otros querrán que los que vengan sean como éste, pero para todos ha
sido un año que nos ha hecho crecer, madurar, experimentar, equivocarnos y,
sobre todo y ante todo, VIVIR.
¿Mi balance? Positivo por
supuesto. Con los años he aprendido a ver la vida de esta manera. Destacando lo
bueno sobre todo lo demás porque, por muy mal que nos vayan las cosas, siempre vivimos
experiencias fantásticas a nuestro alrededor. Aunque sólo sea una en todo el
año. ¡¡Aférrate a ella!! Porque merece la pena.
Y mi lectura sobre lo negativo es
que de todo se aprende. Si nos pasan cosas “regulares” aprendemos a reaccionar
ante estas situaciones, a afrontarlas, a madurar y, muy importante, a sufrir
menos la próxima vez. Y eso es fundamental. Relativizar y aprender a sufrir un
poquito menos cada vez. Del todo es imposible, forma parte del ser humano, pero
es bueno enfrentarlo con el mejor talante posible.
Yo empecé un 2014 con muchas
incertidumbres y, a pesar de haber vivido un año muy intenso, hoy lo acabo... ¡¡igual!! Jajajaja… El 2015 se me presenta con las mismas incógnitas, pero miro
atrás y sonrío. Porque he tenido 12 meses de los que no me puedo quejar. He disfrutado
de mi familia, mi unión con mi madre a través de la cocina es algo que me quedaré para siempre, mis geniales sobrinos son la alegría de mi vida y el más pequeño ya ha vivido su primer año, que siempre es muy importante. He viajado cuando creía que
este año “no tocaba” y he podido visitar a mis Muniqueses que los echo mucho de menos. He valorado mucho más a mis amigos, a los de verdad, los que se preocupan por ti y por lo que necesitas. Los que están sin que se les llame porque el cariño es mutuo, no unidireccional, y algo te dice que van a estar siempre. Y yo con ellos. Con los años cada vez son menos pero son mucho más grandes.
He asumido retos nuevos, he demostrado y me he demostrado (algo vital en muchas ocasiones) mi capacidad para muchas cosas. También he conocido gente fantástica que me ha dado un chute de autoestima que nunca podré agradecerles bastante porque llegó en el momento justo y he sido consciente de que he aprendido a quedarme con esto, con ellos, y no con las cosas menos agradables que siempre aparecen en el camino.
He asumido retos nuevos, he demostrado y me he demostrado (algo vital en muchas ocasiones) mi capacidad para muchas cosas. También he conocido gente fantástica que me ha dado un chute de autoestima que nunca podré agradecerles bastante porque llegó en el momento justo y he sido consciente de que he aprendido a quedarme con esto, con ellos, y no con las cosas menos agradables que siempre aparecen en el camino.
También he aprendido que soy más
fuerte de lo que pensaba. Han aparecido situaciones con las que no contaba y que
no siempre me han gustado, pero todas y cada una las he afrontado con una gran
sonrisa. O no tan grande al principio, pero que no ha podido conmigo, con
nosotros. Porque esto ha sido una carrera en la que no he estado sola. Mi marido
ha sido un apoyo incondicional. Llevamos media vida juntos y cada día
aprendemos más el uno del otro y vivimos cada situación de la mejor manera posible:
juntos.
Y, en el fondo, y tras mucho
pensar, estoy convencida de que esto es lo más importante en la vida. Tener a
gente a tu lado que te aporte bienestar y que haga que cada momento sea único.
Una persona que consiga sacarte una sonrisa hasta en la peor de las
situaciones. Teniendo esto, mi lectura del año nunca podrá ser negativa porque
hasta lo más negro se vuelve gris contigo :-)
¿Propósitos para el 2015? Seguir
así y avanzar. Dar un paso más, como siempre. Que cada día sea diferente pero
me propongo firmemente vivirlo despacio para disfrutarlo. Pararme a pensar, a
mirar y a observar. Que no tenga que llegar el 31 de diciembre para echar la
vista atrás y valorar el año, sino valorar cada día, cada instante, cada
momento.
Sinceramente, creo que lo hago.
Soy muy de “medirme”, criticarme y proponerme cambios cada poco tiempo, pero no
está de más hacerlo más veces y dedicarle más tiempo.
Y mi primer propósito (sé que muchos os vais a reír): ser
puntual. En el sentido abstracto y en el literal. Suelo ser tan impuntual que
voy corriendo a todas partes. Este 2015 aprenderé a organizarme mucho mejor
para poder disfrutar del camino, no sólo de la meta. Porque nuestro alrededor
está lleno de tesoros, sólo hay que abrir bien los ojos.
Y tras este largo post (que espero que no os haya aburrido demasiado), sólo me queda daros las GRACIAS a todos por estar con Xq
Me Lo Merezco durante este 2014. Mi pequeña ilusión que ha ido creciendo durante todo el año. Os espero en 2015 con la esperanza de que podamos ser
más. Gracias una y mil veces!!!