Hay sitios taaaan bonitos que te
gustaría quedarte en ellos para siempre. Para mí, lo importante es que tengan encanto,
que sean únicos, que no los encuentres en otro lugar y que te enamoren nada más
verlos.
Por eso, cuando vi Vailima dije “yo
quiero venir aquí”. Así que ni cortas ni perezosas Marta y yo nos fuimos una
mañana a desayunar y ponernos al día. Ayyyy, lo que echo de menos esos días
ociosos…
Y el lugar no decepcionó. Un
salón de té muy bonito y que transmitía mucha paz. NI siquiera a la hora de la
comida (sí, sí, nuestro desayuno se alargó mucho, jeje) se oía ruido de platos
ni de cocina. Todo un lujo.
Al entrar, llaman la atención los
productos que dan origen a este lugar, los tés. Más de 150 tipos que puedes
comprar de muchas maneras. Al peso, en bolsitas en cajas de metal muy bonitas…
Es una idea genial también para regalar.
La carta tiene variedad, pero sin
excesos. Sándwiches, quiches, ensaladas… El desayuno es muy variado aunque no es
muy abundante para su precio. Si vas a Vailima buscas otra cosa. El ambiente,
el espacio, el trato, la originalidad… Las tazas son como las de nuestras
abuelas. Un estilo vintage muy cuidado que te atrapa.
También hay menú del día. Unos
diez euros un plato con postre y bebida. Suelen tener tres a elegir y, aunque
no he llegado a ir para comer, siempre tienen muy buena pinta. Muy ricos, eso
sí, los dulces. Todo elaborado artesanalmente cada día. Se nota porque, además
de ricos, la variedad aquí sí que es muy grande.
Ahora con el calorcito, han
sacado un par de mesas a la calle con vistas a la puerta de Alcalá. Un pequeño
rinconcito de paz en el centro de Madrid.
C/ Salustiano Olozaga, 18. 28001.
Madrid
91 390 09 55
Horario de 9.00 a 21.00 h.
el sitio es ideal, está una calle alucinante y está todo buenísimo!..merece la pena ir!
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