Aquí llega uno de los momentos críticos en muchas parejas, hacer la lista de invitados. Algo que parece tan sencillo a veces es motivo de algún que otro enfrentamiento, así que es bueno ir hablándolo desde el principio porque el número también nos va a condicionar muchas decisiones.
Una de las más importantes es el lugar de celebración. Hay salones o fincas donde te exigen un mínimo y otros que, por capacidad, no admiten más de lo que ellos consideran adecuado para estar cómodos y que quede todo a la perfección.
Por eso, muchas veces, antes de empezar a buscar el sitio, es bueno tener una idea aproximada, es decir, saber si rondará los 100, 150, 200… El número exacto no es necesario hasta una semana antes de la boda aproximadamente (esto también varía según el lugar, a mí me dejaron modificar la noche anterior -siempre que habláramos de dos o tres personas, claro- pero hay otros que te exigen concretar con varias semanas de antelación).
En este tema ninguna Wedding Planner, familia o amigo te puede ayudar. Es una decisión estrictamente personal de la pareja. Hay quien invita a todo el mundo y quien quiere una boda íntima con los imprescindibles. Todo es igualmente válido.
El problema surge cuando una familia está acostumbrada a invitar a amigos de padres, compromisos varios y parientes lejanos no, lejanísimos, y la otra familia no va más allá de primos y hermanos. Aquí surgen los conflictos.
En este caso lo mejor es optar por un término medio. Y hay que valorar distintas variantes.
- Si el enlace es subvencionado por los padres, lo ideal es que nos dejen hacer lo que queremos, claro, pero aquí hay que entender que ellos tienen mucho poder de decisión y hay que respetar que también inviten a quien consideren. Ojalá sean respetuosos y no lleven a más invitados desconocidos para los novios que los que ellos mismo eligen, pero tenemos que contar con esta variable y aceptarla.
- Si la boda corre por nuestra cuenta y riesgo ahí poco nos pueden decir los demás (pero lo harán, no lo dudes), aunque si tu pareja es de invitar a muchos y tú a pocos, lo ideal es un término medio. Tu pareja tiene que entender que no está bien un 80-20, por ejemplo, y tú también tienes que respetar que muchas veces tu pareja o suegros tienen que corresponder con compromisos y no cuesta nada tener unas personas más en la boda a cambio de evitar discusiones que no llevan a ningún lado.
En mi caso particular, soy la tercera de tres hermanas, por lo que por mi parte no fue nadie que yo no conociera ni compromisos de trabajo de mi padre, por ejemplo. Sin embargo, mi marido es hijo único, así que sus padres sí tenían ciertos compromisos con los que corresponder, a lo que se une la ilusión de casar a tu único hijo. Al principio pones un poco de mala cara pero luego piensas ¿qué más da que vengan algunas personas más? Cierto que es gente que no les conozco pero ceder un poco no cuesta nada y, al final, la idea es que sea un día feliz para todos ¿no?
Pero a pesar de gustos, preferencias o costumbres familiares, algo que nos va a determinar también mucho la lista definitiva de invitados, es el presupuesto. Por ese motivo yo os aconsejo hacer dos listas. Una, con los invitados imprescindibles y que son esos que no pueden ni deben faltar y, otra, con los compromisos, dudas, etc. Así, puedes contemplar el total que necesitas para elegir salón y elegir menús, y si el presupuesto se dispara, vas “sacrificando” invitados de los “no imprescindibles”.
Es bueno tener esta lista completa casi desde el principio, para que sea más fácil hacer cálculos y negociar con los restaurantes.
Y no olvides que el número invitados no sólo influye en el menú, sino también en la barra libre, la recena, los regalos que entregarás y en muchas otras cosas que se nos pueden ir ocurriendo…
A continuación
os dejo un esquema que he visto por internet, que igual os ayudan a la hora de
hacer la lista de invitados.
Coincido en todo lo que dices, menos (pero :-)) en lo del presupuesto: Al menos en mi caso, los invitados, sobre todo los de compromiso, se portaron con el regalo, así que el problema se "reduce" a la discusión de le doy un disgusto a mis padres o suegros, me lo llevo yo, se lo lleva mi novio, cuánto me importa el tema, etc.
ResponderEliminarEn eso tienes razón, a mí también me pasó, pero no siempre puedes contar con ello, porque hay gente que a lo mejor no puede portarse tan bien. Yo creo que, para no pillarnos los dedos, tenemos que contar con el presupuesto que tenemos, y todo lo que venga de más, bienvenido sea.
Eliminar