Miniyo, bolsas personalizadas. Un regalo que siempre llevarás contigo

Buenos días. ¿Cómo va ese jueves? Yo estoy agotada. La semana pesa y al volumen enorme de trabajo se une que por las tardes no paro, así que ya voy tocando fondo. Ufffff…

Hoy os traigo un post que me hacía mucha ilusión hacer. Se trata de las bolsas personalizadas de Miniyo. Lo descubrí por internet, en Facebook, y me gustó muchísimo el trabajo, así que cuando se acercaba el cumpleaños de una amiga muy especial, pensé en regalarle una de estas bolsas.

Ella siempre se curra mucho los regalos y, no sé cómo lo hace, pero acierta cien por cien, así que yo quería regalarle también algo diferente y que con él se diera cuenta de que había pensado mucho en ella, nada de ropa o algo estándar. Así que me animé a encargarlo y el resultado me gustó mucho.

Lo único que tienes que hacer es mandarle alguna foto de la persona y darle muchos detalles de lo que quieres. Reconozco que mi encargo era algo más difícil porque ella es periodista y no tiene características tan marcadas como un médico o una bailarina, por ejemplo.

Pero a pesar de las dificultades lo reflejó muy bien. La única pega es que por el tejido, los detalles que son muy pequeños no se perciben con claridad pero, si os fijáis, lo que lleva en una mano es una grabadora, en la otra un i-pad y, en el cuello, una acreditación de prensa. ¿A que está genial?

 

 

A mí me gustó bastante y espero que a mi amiga también, pero ya se sabe que con esto de los regalos uno no sabe cuándo acierta.

El tamaño grande, que es el que yo encargué, es perfecto. Al principio dudé con otro más pequeño pero, al menos para mi gusto, creo que es el ideal. No es exagerado y tiene el tamaño ideal para meter folios o revistas. Es una buena bolsa para ir de viaje, por ejemplo.

Os alguna foto más que he visto en su Facebook. Te aconsejo que eches un vistazo en él porque sube todas las bolsas y hay verdaderas maravillas.

Ah, sólo una pega. Tiene muchísimos encargos así que lo tienes que pedir con muuuuuucha antelación. Por lo menos un mes –o más-. No vale eso de meter prisas. Así que, si te animas, tenlo en cuenta, si no, no llegas (como me pasó a mí, que se lo regalé tardíiiisimo).